viernes, 21 de enero de 2011

Propuesta para un Programa de Investigación Basado en un Enfoque Crítico-Alternativo, de Integración y Síntesis Disciplinaria y de Formulación de Propuestas

Descriptores 
 
Desarrollo, globalización, diversidad cultural, cambio socio-cultural, crisis económica, crisis sistémica, nuevos movimientos sociales, ciudadanía, democracia, lucha de clases, discursos alternativos, medio ambiente, crisis energética, género, juventud.

Globalización es un concepto que ha venido siendo utilizado para designar una etapa histórica particular en el devenir del capitalismo mundial. En concreto la etapa correspondiente a los últimos 25-30 años, o bien, y de forma más amplia, la etapa que se abrió a partir de la crisis del capitalismo fordista y la ortodoxia keynesiana. Como se sabe, esta crisis tuvo lugar en el decenio de los setenta del siglo XX.

En general, existe un debate teórico acerca de si, en efecto, lo que ha sido conceptuado como globalización efectivamente recoge los aspectos más relevantes de los procesos de cambio y las diversas evoluciones y tendencias que la economía mundial viene experimentando en estos decenios. De forma similar, hay un fuerte debate acerca de las consecuencias sociales y ambientales de la globalización y la forma como ésta ha incidido en los grandes desequilibrios que actualmente registra la economía mundial.1

Vinculado con los anteriores debates se plantea asimismo la discusión acerca del papel –y finalmente la suerte- que, en el contexto de este proceso, les ha correspondido a los países subdesarrollados. Esto resulta especialmente relevante en el caso de dos categorías particulares de estos países: los más pequeños, por un lado, y, a la par, los más pobres. Estos países resultan ser, en términos generales, los más vulnerables y los que enfrentan los procesos de la globalización desde una base más débil y limitada. Desde luego, hay países donde ambas características coinciden, lo que hace particularmente frágil su posición.

1. Costa Rica frente a los procesos de globalización

Costa Rica es considerada un país de ingresos medios, pero, en todo caso, es un país y una economía sumamente pequeños. Y, con seguridad, sus formas de inserción en los procesos de globalización, y, al mismo tiempo, la incidencia que estos tienen al interior de la sociedad y economía costarricenses, como también en su evolución a lo largo del tiempo, está centralmente marcado por esa característica. En particular, y desde el punto de vista puramente económico, la pequeñez tiene al menos dos dimensiones especialmente relevantes de cara a la globalización: el alto grado de apertura de la economía y, al mismo tiempo, la relativa escasez de recursos en los que se sustenta su sistema productivo.

Esa limitación en el plano económico tiene su correlato en ciertas características de su sistema social y político, e igualmente incide en la esfera cultural. Probablemente estos decenios de globalización, que en lo que a Costa Rica compete han sido acompañados por índices crecientes de apertura económica e informacional hacia el exterior, también han traído consigo un debilitamiento de los mecanismos de movilidad e integración social, un proceso de paulatino descrédito del sistema político y una complejización –que quizá ha implicado también un desdibujamiento o debilitamiento- de los referentes culturales e identitarios. De cualquier manera, el debate alrededor de la identidad nacional y el grado en el cual esta se ha debilitado o transformado está abierto. Probablemente ha habido, sobre todo, un proceso en virtud del cual esa identidad se ha vuelto más compleja. De forma que la reflexión acerca de la identidad nacional pasa de previo por el estudio de la diversidad de identidades que han venido aflorando y consolidándose. Ello obliga además ha replantearse el concepto de identidad nacional, en cuanto ésta deja de corresponder con un constructo cultural compacto y relativamente estático y asume formas heterogéneas, diversificadas y dinámicas.

El estudio en profundidad de estas problemáticas, particularmente desde la perspectiva de su relación con los procesos de inserción de la sociedad costarricense en la globalización, es asunto complejo, sin duda de la mayor relevancia pero, de cualquier forma, es un debate pendiente que no ha sido abordado de forma sistemática por la investigación social en Costa Rica. A lo sumo existen algunos esfuerzos más o menos aislados y parciales de estudio de esta problemática.

Por otra parte, la profundización en esta vertiente de investigación y problematización, resulta importante no solamente por el valor intrínseco que, como objetivo científico, tiene el desarrollar una comprensión más cabal y sistemática de un proceso socio-económico, político y cultural a tal punto relevante, sino además en cuanto ello es base necesaria para avanzar hacia la formulación de propuestas de política, rigurosamente sustentadas, con base en las cuales propiciar respuestas más apropiadas por parte de la sociedad costarricense.

El programa de investigación que aquí se propone tiene así una cuádruple dimensión:

  • el estudio crítico de los procesos de globalización del capitalismo mundial;
  • las formas y mecanismos de inserción de Costa Rica en ese proceso;
  • los procesos de cambio socio-cultural, reacomodo político y reestructuración económica que tienen lugar en el marco de los procesos de interacción entre la sociedad costarricense y la global;
  • la formulación de propuestas de política que coadyuven con el mejoramiento del tipo de relaciones entre la sociedad costarricense y la globalización y el desempeño y resultados que resultan de tales interacciones.

2. La globalización: antecedentes importantes

En lo que a los países capitalistas desarrollados se refiere, es decir, las economías centrales del sistema, el período posterior a la Segunda Guerra Mundial ha sido frecuentemente caracterizado como el del capitalismo o regulación fordista (Aglietta 1979; Gauron y Billaudot 1987). Es un período de excepcional crecimiento económico, con notable estabilidad económica y niveles de desempleo particularmente bajos. Por ello, es frecuente que se diga que éste ha sido la época de oro en la historia del capitalismo.

En el plano productivo, el capitalismo fordista estuvo caracterizado por un paradigma de organización industrial –y, respectivamente, un paradigma o modelo de acumulación- asentado en los principios del taylorismo o “administración científica del trabajo”, según los términos que el propio Taylor utilizara. El taylorismo –que Drucker (1995) ha designado como “revolución de la productividad”- propone una organización de la división del trabajo al interior de la fábrica o taller, basado en una máxima fragmentación de los procesos productivos, de forma que éstos queden reducidos a operaciones extremadamente simplificadas. Estas operaciones quedan integradas en bandas de producción, de forma que cada trabajador tan solo ejecuta, de forma repetitiva, una sola de tales operaciones. Ello reduce al mínimo los tiempos muertos en la producción y obliga a cada obrero a sujetarse a tiempos y ritmos que se independizan de la voluntad y capacidad de cada trabajador individual, y las cuales quedan bajo control de la programación de las máquinas. Por otra parte, ello conlleva una expropiación del saber técnico del obrero y su apropiación por el capital. En los términos de Marx, esto suponía la profundización y perfeccionamiento de los procesos de subsunción (o subordinación) real de la fuerza de trabajo a los imperativos de valorización del capital. En el nivel de la organización de la producción esto dio base para el pleno desarrollo de las industrias características de lo que Plihon (2003) ha designado como segunda revolución industrial, la cual se basó en la electricidad, el desarrollo de la química y el motor de combustión interna, el petróleo, el plástico y el motor eléctrico.

La aplicación del taylorismo al interior de la industria, suponía una mayor intensidad en la producción y una agudización de los niveles de explotación. Es una forma de la relación salarial que entregaba en manos de la patronal la capacidad de decidir sobre cada aspecto y detalle de la organización de la producción. Esto tiene su correlato en la influencia que se le reconocía a los sindicatos en relación con los procesos de contratación y despido, así como respecto de las negociaciones salariales y las condiciones del lugar de trabajo. Estos arreglos quedan normados en los marcos del contrato colectivo como forma de regulación de la relación capital-trabajo.

La regulación fordista del capitalismo de este período posterior a la Segunda Guerra Mundial, se resolvió, asimismo, como una incorporación masiva al consumo de las clases trabajadoras, cosa que se produjo tanto en Estados Unidos como en Europa. Esta marca una diferencia importante entre este período respecto de los que lo antecedieron en la historia del capitalismo. Ello supuso una notable elevación de los niveles materiales de vida de los trabajadores asalariados, pero al mismo tiempo abrió mercados sustancialmente incrementados para la oferta de una industria cuya productividad registraba una progresión sumamente dinámica. Esto último a su vez proporcionaba la base para el sostenimiento de salarios crecientes, que proveían un poder adquisitivo en progresión ascendente, gracias a lo cual, a su vez, se amplían las posibilidades de consumo de las clases trabajadoras y la gradual ampliación de los estratos medios de la población.

En general, el período fordista también trajo consigo, tanto en Europa como en Estados Unidos, una especie de “moralización” de las clases trabajadores, cosa que incluyó la reconstrucción de la familia patriarcal y el retorno de la mujer al hogar. Ello fue quizá el correlato necesario a los incrementados niveles de explotación en el ámbito productivo, cosa que hacía de la familia un ámbito de reconstitución de la fuerza de trabajo. Pero, además, la rediviva familia patriarcal e, incluso, la mujer de nuevo confinada a su hogar, resultaba una solución apropiada en momentos que la industria se prodigaba con nuevas ofertas de consumo destinadas al ámbito familiar.

En el plano socio-político, la segunda posguerra se caracterizó, particularmente en el capitalismo desarrollado, y de forma especialmente característica en Europa Occidental, por el desarrollo de un amplio aparato de Estado de Bienestar. En diversos aspectos era también un Estado que asumía funciones desarrollistas, incluso en países capitalistas avanzados, mediante la creación de infraestructura colectiva, el subsidio por diversas vías a la investigación científico-tecnológica e, incluso, la implantación de industrias estatizadas. Como experiencia de desarrollo relativamente tardía, Japón fue un caso particularmente sofisticado de interpenetración de mercado y Estado y, en consecuencia, de difuminación de los límites entre lo público y lo privado (López Villafañe 1999). Por otra parte, es este el período del Estado a cargo de la regulación del ciclo económico, con base en la modulación de las políticas fiscal y monetaria, según cierto recetario de política económica, derivado, en principio, de las elaboraciones de Keynes.2 En general, sin embargo, el keynesianismo de la posguerra devino ortodoxia bajo una versión vulgarizada resultante de la apropiación de Keynes desde el neoclasisimo económico, a la cual Samuelson (1974) designó como “síntesis neoclásica-keynesiana”, originalmente atribuible a los desarrollos teóricos de Hicks3 (véase también Villarreal 1986).

El desarrollo del Estado de Bienestar –bajo un ideario social-demócrata en Europa Occidental o “liberal” en Estados Unidos-, resultaba funcional a las características tayloristas de la industria de la época, pero seguramente fue un resultado complejo en el que también influyó la situación de guerra fría, en un contexto mundial dominado por el enfrentamiento entre dos superpotencias –Estado Unidos y la Unión Soviética- cada una portadora, según se suponía, de una particular propuesta o modelo de sociedad. En ese contexto, el poder negociador de las clases trabajadoras y, en general, de las clases subalternas, se vio incrementado y ello seguramente se evidenció en esa suerte de contrato capital-trabajo que dio base a la emergencia del Estado de Bienestar. La iniciativa de los líderes independentistas de los nuevos países asiáticos y africanos que emergían del desmantelamiento de los imperios coloniales europeos, da lugar a la Conferencia de Bandug (1955), la cual sustenta las propuestas desarrollistas y de industrialización del tercer mundo (Amín 1999). En el caso latinoamericano ello se formaliza en la teoría de la dependencia cepalina formulada bajo el liderazgo intelectual de Raúl Prebish, y se concreta en las propuestas de desarrollo hacia adentro y sustitución de importaciones de la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL) (Rodríguez, 1984 y 2001)

3. La crisis de la regulación fordista y el ascenso del neoliberalismo

La crisis del fordismo –que estalla hacia el decenio de los setenta del siglo XX- implicó, en un mismo proceso, crisis de la ortodoxia keynesiana y del Estado de bienestar. A la base de esta crisis estuvo el agotamiento del paradigma industrial asentado en los principios del taylorismo (Gauron y Billaudot 1987), lo que implicó un frenazo en la dinámica de la productividad sobre la que se asentaba el aumento de los salarios, la expansión de los mercados y la preservación de las tasas de ganancia. En este contexto, el Estado intervencionista de raíz keynesiana deviene una carga difícil de soportar, cuando al mismo tiempo la cuota de ganancia tendía a declinar. Ello se manifiesta, finalmente, en fenómenos de estanflación (estancamiento económico con inflación) que se generalizan a todo el capitalismo avanzado. Desde otros enfoques teóricos, solo parcialmente coincidentes con los del regulacionismo, se enfatiza que esta crisis de los setenta marca el final de una onda larga tipo Kontratiev, la cual habría iniciado al concluir la Segunda Guerra Mundial. El punto de quiebre se habría registrado hacia finales de los sesenta, en relación con el agotamiento de las industrias motrices que dieron base a esa fase expansiva y al entrarse en una etapa de decrecimiento de la tasas de rentabilidad en la producción (Mandel 1980 y 1986).

En el contexto de la crisis del Estado de bienestar y el cuestionamiento a la ortodoxia keynesiana, se fortalecen las propuestas políticas del neoconservadurismo, de lo cual queda registro de singular importancia en la famosa tesis de la “sobrecarga” de demandas dirigidas al Estado y los riesgos de ingobernabilidad que esto presuntamente tendría implicado, según lo desarrollaran Huntington, Crozier y Watanuki (1975). Paralelamente se da el ascenso del neoliberalismo económico que rápidamente gana influencia en países capitalistas desarrollados, especialmente con el ascenso de Reagan en Estados Unidos y Thatcher en Gran Bretaña. Su influencia se proyecta con notable fuerza en América Latina. Tal cosa acontece ya desde los años setenta (la dictadura de Pinochet en Chile) y con más fuerza en los ochentas, en los marcos de la crisis de la deuda externa latinoamericana, los consecuentes procesos de ajuste estructural y, en general, la aplicación práctica del esquema de políticas correspondientes al llamado Consenso de Washington.4

En un contexto de desregulación progresiva de los mercados financieros y creciente liberalización de los movimientos de capitales5, se desarrolla una profunda integración de las finanzas y las bolsas de valores a nivel mundial. El avance de las tecnologías de la información y las comunicaciones da impulso al proceso de transnacionalización de las inversiones y la producción y, respectivamente, a la constitución de tejidos productivos transnacionales que traspasan las fronteras, rompen la coherencia de los sistemas productivos nacionales y da lugar a corrientes de comercio, capitales e información que tienen lugar con considerable autonomía respecto de la legalidad y los sistemas institucionales propios de los estados nación.6

A lo largo de los primeros años del siglo XXI, la globalización va consolidándose, gradualmente, como un proceso asimétrico y desequilibrado. Es una fuerza poderosa que desata tendencias contradictorias en ámbitos muy diversos. En lo puramente económico, la globalización se manifiesta como entrelazamiento de procesos heterogéneos, los cuales podrían sintetizarse en los términos siguientes:

  • Generación de emporios económicos en ascenso que, sin embargo, están aquejados a lo interno de grandes desbalances sociales, políticos y medioambientales. El ejemplo más destacado es, sin duda, la China.
  • Decadencia, más o menos gradual o pronunciada, de viejos centros económicos dominantes (Estados Unidos y Europa), los cuales se vuelven social y políticamente más inestables y desequilibrados a lo interno y entran en relaciones económicas internacionales y globales seriamente desequilibradas.
  • Una parte sustantiva de la geografía política y de la humanidad, quedan confinados al rezagado económico agravado y situaciones de aguda pobreza. Es el caso de porciones sustanciales de América Latina, Asia y prácticamente toda África.
  • Prevalece un sesgo financiero y especulativo a escala global, el cual marca decididamente las evoluciones de la economía real e introduce tendencias de agudizada inestabilidad.
  • Una economía mundial gravemente desequilibrada, la cual adquiere un comportamiento altamente inestable. Paradójicamente, el centro de los desequilibrios globales es la economía de Estados Unidos.
  • Crisis energética, cosa que pone en cuestión las bases mismas del sistema, en cuanto los aparatos productivos y de consumo a escala planetaria descansan, y dependen casi íntegramente, del abastecimiento de combustibles fósiles.
  • Crisis ambiental, que, en combinación e interactuando con la crisis energética, obliga a reconsiderar en profundidad las formas de producción y consumo dominantes a escala planetaria.
  • Crisis alimentaria, la cual podría encontrar una solución más o menos satisfactoria en el mediano plazo (de 5 a 10 años), a condición de que se dé lugar a un replanteamiento profundo de las políticas de producción de alimentos y se generen respuestas apropiadas frente a las consecuencias que el calentamiento global podría acarrear para la agricultura.

4. La globalización: más allá de lo económico

Lo anterior tan solo enumera algunas de las problemáticas más notables que se manifiestan en el momento actual, a escala de la economía mundial y en el ámbito propiamente económico o directamente vinculado con éste. Los desarrollos de las tecnologías, particularmente las de las tecnologías de la información y las comunicaciones así como las biotecnologías, abren otros ámbitos de debate y reflexión.

En particular, las tecnologías de la información, las comunicaciones y las nanotecnologías han traído consigo transformaciones sin duda notables en las dinámicas de la producción, el intercambio y el consumo. Algunos autores (por ejemplo, Bech 2000; Rifkin 1996; Forrester 2003) han dejado planteada la polémica acerca de los cambios en el mundo del trabajo que tales tecnologías podrían acarrear. En términos generales, se coincide en que esto plantearía un cambio de grandes proporciones en el muy largo plazo. De ser correcto el análisis de estos autores, las sociedades capitalistas enfrentarían así transformaciones profundas que sobrepasarían en mucho los aspectos puramente económicos. Según Rifkin (2002) estos cambios implicarían, incluso, la derogatoria radical del concepto de propiedad en que históricamente se ha sustentado el capitalismo y su sustitución por el de acceso, en lo que, según este autor, conlleva, además, una sustitución de los mercados por las redes. En todo caso, el planteamiento de esto autor, siendo de tal modo provocativo, contiene contradicciones no resueltas, la mayor de las cuales tiene que ver con el hecho de que el concepto de acceso presupone la propiedad de aquello a lo que, con un pago previo, se permite accesar.7

La globalización tiene asimismo importantes consecuencias y manifestaciones en el ámbito cultural y socio-político. Se hacen manifiestas tendencias muy poderosas hacia la apropiación, privatización y mercantilización extensiva de la cultura, incluyendo la cultura tradicional o popular. Asimismo no puede dejar de reconocerse la validez de la tesis acerca de la existencia de formas culturales dominantes y mercantilizadas, las cuales quisieran a imponerse de una forma que se pretendería arrasadora. Sin embargo, y de todos modos, el ámbito cultural sigue siendo espacio dinámico de construcción y reconstrucción de expresiones e identidades, donde interactúan de forma dinámica y conflictiva, visiones de mundo, sensibilidades y estéticas muy complejas (García Canclini 2001). Ni siquiera proyectos culturales de vocación nítidamente imperialista –la macdonalización del mundo- logran imponerse de forma lineal ni ineluctable.

Por su parte, el ámbito socio-político define asimismo un entramado heterogéneo de nuevos actores, luchas, discursos y reivindicaciones. Además, estos actores se proyectan –incluso a escala planetaria- mediante nuevas formas de interacción. La relativa decadencia o debilitamiento de los movimientos obreros –incluso de los sindicatos y de los partidos propiamente obreristas- se ha visto acompañada, sin embargo, por una plétora multicolor de nuevos movimientos que, en grados diversos, se acercan o se alejan de los viejos ejes del conflicto clasista, y los cuales construyen nuevas formas de lucha, nuevos idearios e, incluso, nuevas y heterogéneas utopías. El abanico incluye a los movimientos ambientalistas, de género, de diversidad sexual, étnicos, campesinos, nuevas expresiones artísticas, de derechos humanos, pacifistas, comunales.

No es inusual que tales movimientos combinen la adscripción a lo local –en relación con problemáticas geográficamente ubicadas o circunscriptas- con su proyección por sobre las fronteras e, incluso, a escala planetaria.8 Pero, además, en estos movimientos se observan una interacción entre la problemática cultural y la de tipo económico; entre la reivindicación clasista y la identitaria. En general, y en conclusión, no son movimientos que posean un solo rostro cuando, más bien, son construcciones socio-históricas complejas y dinámicas.

Algunos autores enfatizan (por ejemplo, Petras y Veltmeyer 2002) que, de cualquier forma, y más allá de los velos legitimantes que la ideología dominante impone, la lucha anti-imperialista sigue teniendo plena vigencia. La evidencia que se aporta en ese sentido es amplia, e incluye realidades en curso como las siguientes: la invasión a Iraq y Afganistán por parte de Estados Unidos, la triste situación del pueblo palestino o los conflictos que los mismos Estados Unidos (y sus aliados europeos) plantean en relación con algunas experiencias políticas latinoamericanas (Cuba, Venezuela, Bolivia e incluso Ecuador) que se salen de los cánones hegemónicos. El conflicto planteado en 2008 en Georgía, si bien trae remembranzas de la guerra fría, en todo caso es una buena actualización, en tierras europeas, de la vigencia de conflictos e intereses geopolíticos que difícilmente podrían ser considerados de otra forma sino como de naturaleza imperialista. Seguramente esta es una realidad que conserva plena vigencia en el contexto del sistema capitalista mundial, lo cual agrega complejidad a un cuadro que lo es en altísimo grado.

5. El carácter complejo de la globalización

De tal forma, lo que usualmente llamamos globalización designa, sin la menor duda, una realidad especialmente compleja y dinámica. Es un proceso creativo, en el sentido de que da lugar y se visibiliza mediante formas de interacción y constelaciones sociales, económicas, políticas y culturales de muy diversa naturaleza y en continua evolución. Pero es, al mismo tiempo, un proceso conflictivo y contradictorio, que comporta grandes asimetrías, enormes riesgos de alcance sistémico y repercusiones planetarias, incluyendo amplias manifestaciones de inestabilidad. Esencialmente, debe entenderse que la globalización no es un proceso anónimo ni carente de ideología e intereses. O, en todo caso, y para expresarlo con mayor rigor, es un proceso que nace a partir de complejas interacciones de poder, entre actores que son portadores de distintos intereses e ideología, y los cuales también son heterogéneos desde el punto de vista de la dotación de recursos de poder de que disponen.

La globalización, por lo tanto, tiende a expresar –en sus formas y evoluciones dominantes- los intereses y, respectivamente, la ideología y proyecto políticos, de los actores más poderosos a escala global, los cuales, dado ese cúmulo de instrumentos de poder de que disponen, asimismo influyen de modo determinante sobre las institucionalidades y legalidades –e incluso sobre las evoluciones tecnológicas de base pero también sobre las formas ideológicas dominantes- en que la globalización se sustenta y a partir de las cuales se despliega. Esta influencia no implica, sin embargo, capacidad para controlar el proceso en su conjunto ni dirigirlo a voluntad. Y ello por varias razones.

Primero, porque esas formas legales, institucionales y tecnológicas en que la globalización se funda, definen parámetros estructurales de difícil modificación. En parte, son realidades históricas heredadas que, como tales, posean una inercia propia que las hace resistentes al cambio. También son realidades complejas que, en grados variables, son producto de intrincados procesos de negociación y conflicto, lo que implica que usualmente reflejan de forma predominante pero imperfecta los intereses hegemónicos. A su vez, tales parámetros dan lugar a ciertos patrones dominantes de comportamiento, los cuales generalmente se resuelven como evoluciones complejas que tienden a salirse de todo control directo.

Segundo, porque las decisiones y acciones que los actores hegemónicos buscan imponer están abiertas a efectos no previsibles o controlables, más allá de los objetivos e intenciones que las motivan.

Tercero, porque existe una amplia gama de actores subalternos cuyos intereses y demandas son estructuralmente pospuestos y los cuales, aún si están dotados de inferiores recursos de poder, en todo caso resisten y se oponen –con más o menos claridad e intensidad- a las fuerzas dominantes. Ello profundiza la complejidad del proceso y amplia los ámbitos de incertidumbre e inestabilidad que le son característicos.9

6. Procesos de inserción de la sociedad costarricense en la globalización

La crisis económica de 1980-1982 marcó un punto de quiebra en los énfasis dominantes que orientaron la economía costarricense durante los decenios previos a esa crisis. Con anterioridad había prevalecido una concepción del desarrollo centrada en una activa participación estatal, mediante políticas de intervención que fomentaban el desarrollo de la infraestructura material de la economía y la industrialización, las cuales se complementaban con otras que propiciaban el desarrollo de los servicios sociales del Estado, incluso salud, educación, vivienda y formas diversas de asistencia.10

En general, era un proyecto político-económico que combinaba elementos característicos de la regulación fordista, dominante durante el mismo período en los países centrales del capitalismo, con las propuestas desarrollistas emanadas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Conferencia de Bandung (1955). La influencia del fordismo –que se visibilizaba en lo político-ideológico como una propuesta socialdemócrata- se visibilizaba en el desarrollo –muy significativo para un país periférico y subdesarrollado- de los aparatos del Estado de Bienestar. Por su parte, las propuestas cepalinas se concretan en políticas orientadas a la industrialización por sustitución de importaciones, en los marcos de un proyecto integracionista centroamericano que tan solo alcanzó a concretarse de forma muy parcial. Asimismo, ello significó un relativo, y en todo caso solamente parcial, cerramiento de la economía costarricense respecto de los flujos internacionales de comercio y capitales.

La crisis de 1980-1982 en Costa Rica, anticipó cronológicamente la crisis de la deuda externa latinoamericana. Esta se manifestó claramente a partir de la crisis en México, la cual se declara en 1982. Sin embargo, y en lo fundamental, las causas fundamentales del problema son, en uno y otro caso, las mismas: el alto nivel de endeudamiento que progresivamente se acumuló a lo largo del decenio de los setenta; la recesión en los países capitalistas desarrollados a fines de los setenta e inicios de los ochenta, la cual se vio acompañada –por designio principalmente de las autoridades monetarias de los Estados Unidos- de una fuerte alza de las tasas de interés hasta niveles históricos; el alza en los precios del petróleo y, al mismo tiempo, la caída de los precios de los principales productos primarios de exportación. Este conjunto de factores configura una situación particularmente compleja y problemática, a partir de la cual se precipita un movimiento de grave retroceso económico.

En el plano político-ideológico, la crisis se resuelve, casi de inmediato, como un movimiento de reorientación de las visiones y propuestas dominantes. Este viraje se fortalece en los años posteriores, conforme se profundiza la situación de crisis político-militar en Centroamérica y la intervención estadounidense en contra del gobierno sandinista de Nicaragua y las guerrillas en El Salvador y Honduras (véase Timossi 1989). Costa Rica entra en procesos de negociación con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y organismos representantes de la banca transnacional, lo cual da lugar a varios programas de estabilización y convenios de ajuste estructural. Entretanto, Estados Unidos canaliza un nutrido subsidio a favor de la economía costarricense. Ello en buena medida respondía a objetivos geopolíticos y propagandísticos, en vista del ascenso de las fuerzas y proyectos de izquierda en otros países centroamericanos. Y aunque ese subsidio atenuaba considerablemente los costos sociales y humanos asociados a los procesos de reestructuración económica, también introdujo una fuerte presión que contribuyó a acelerarlos en algunos de sus aspectos. Ello aconteció especialmente en relación con la liberalización, desregulación y privatización del sistema financiero, la apertura unilateral a las importaciones mediante la reducción arancelaria y la orientación del sistema productivo hacia la exportación (véase Sojo 1991 y 1992; Rovira 1987; Reuben Soto 1988; Vargas Solís 2002)

En los años noventa –y principalmente con base en el Programa de Ajuste Estructural III (PAE-III) que entra a regir en 1995- se hace un intento por profundizar la reestructuración, principalmente en relación con el ámbito estatal. La propuesta de políticas así planteada incluía cierre de instituciones, recorte de plazas y privatización de algunas empresas estatales. En general, los avances en ese sentido resultaron relativamente limitados.

Hacia 1997-98 el proceso entra en una etapa relativamente distinta. El punto de inflexión lo marca la entrada de la Intel, corporación transnacional que domina ampliamente el mercado mundial de los microprocesadores. Ello supone pasar de un modelo cuya base principal la proporcionaban las exportaciones ligeras –principalmente productos agrícolas, agroindustriales y de industria tradicional, en especial la maquila textil- a uno asentado en la atracción de empresas transnacionales de alta tecnología. En años posteriores se instalan en Costa Rica empresas tanto del ámbito de las tecnologías de la información como farmacéuticas, así como otras del sector de servicios.

La agenda orientada a la ampliación del proceso de liberalización de los mercados financieros y bancarios, y la profundización de su inserción en los flujos de la globalización financiera tiende a estancarse. El último hito importante en ese sentido fue la introducción, en 1995, de una reforma legal que concede a la banca privada acceso a las cuentas corrientes y el redescuento del Banco Central. En parte, la mal llamada Ley de Protección al Trabajador (año 2000) aporta un último respiro a la agenda neoliberal destinada al impulso de la liberalización y desregulación financiera, ya que inserta los ahorros de la clase trabajadora en los mecanismos de la especulación financiera.

Sin embargo, un intento de alcances aún más significativo, muy importante desde el punto de vista de la profundización de la estrategia neoliberal –la apertura-privatización del mercado de lsa telecomunicaciones– se malogra a raíz de las jornadas de protesta ciudadana en marzo-abril de 2000 (el movimiento del Combo-ICE). Este movimiento popular implicó un duro golpe al proyecto neoliberal y abrió un proceso, que se extendió a lo largo de varios años, en el cual se registra un amplio reacomodo de las alianzas políticas entre las distintas fracciones de la oligarquía, así como una profunda redefinición de sus estrategias políticas.

De esa forma, la estrategia neoliberal tiende a quedar frenada desde los últimos años del decenio de los noventas y ese estancamiento relativo se prolonga durante varios años más, hasta entrado el decenio actual. No significa que los sectores sociales que enarbolan y sustentan el proyecto neoliberal hubiesen perdido el control de los principales espacios de poder –económicos, políticos, ideológicos y mediáticos- pero sí que su hegemonía sufre un menoscabo relativo, frente a las resistencias –más o menos articuladas o inorgánicas- que se expresan desde el amplio abanico de los sectores sociales subalternos. Jamás se dio ningún “empate político”, no obstante las afirmaciones en ese sentido han sido formuladas por algunos sectores conservadores de la sociedad costarricense (por ejemplo, Lizano 2001). Para que esa afirmación tuviese validez, habría sido necesario que efectivamente se hubiese registrado un equilibrio en la posición relativa, los recursos de poder y los ámbitos de influencia de las distintas fuerzas sociales. Jamás se ha dado tal cosa, cuando, por el contrario, los principales instrumentos de poder –políticos, económicos y mediáticos- han permanecido férreamente controlados por sectores adscritos a la propuesta neoliberal.

Lo que sí se dio fue una confluencia de factores que incidieron de forma compleja y provocaron un letargo relativo en el proceso de avance de algunos de los aspectos principales de la agenda neoliberal.

Primero, por el descrédito acumulado por el sistema político, ampliamente dominado durante dos decenios por un bipartidismo formal, el cual tendía al unipartidismo cuando de por medio estaban asuntos políticamente relevantes. A lo largo de ese período se acumuló un largo trayecto de expectativas frustradas y escándalos de corrupción, como consecuencia de lo cual la legitimidad y poder de convocatoria de estos partidos tendió a declinar y, con ello, se reducían los espacios de maniobra a su disposición.

Segundo, la resistencia sostenida, aunque inorgánica, por parte de una amplia gama de organizaciones ciudadanas de base popular. Con escasa conciencia de su condición como instancias sociales alternativas y, en especial, con escasa claridad acerca de la necesidad de su articulación como requisito de base para ganar viabilidad socio-política, en todo caso su resistencia, más o menos dispersa, alcanzó, aún sin proponérselo, una mayor incidencia, gracias al contexto general de descrédito de los partidos políticos portadores del proyecto neoliberal.

Tercero, el inusitado pero exitoso movimiento de protesta de marzo-abril de 2000 que, como antes se comentó, frenó las leyes de reestructuración del mercado de las telecomunicaciones. Esto último implicó una grave derrota para los sectores dominantes, cosa que los dejó en una situación –transitoria, en todo caso- de relativo desconcierto y perplejidad.

Los años posteriores a la coyuntura social del Combo-ICE ha sido, con seguridad, un período de reacomodo de los grupos dominantes, de reformulación de estrategias políticas y recomposición de alianzas. Diversos movimientos que se visibilizan en el escenario socio-político así lo evidencian, incluyendo la reinstauración de la reelección presidencial, la negociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos así como la notable coalición política, económica y mediática que sirvió de plataforma para empujar a favor de la aprobación del mencionado Tratado.11

El período reciente –especialmente en los años 2004 a 2007 y más pronunciadamente en el bienio 2006-2007- se ha caracterizado por un relativamente alto crecimiento económico.12 Esta situación se ha visto influida, principalmente, por la llegada de flujos de capitales extranjeros excepcionalmente elevados. A lo interno se ha manifestado como un crecimiento extraordinario del crédito y el endeudamiento, la actividad inmobiliaria y de construcción, el consumo, la inversión de las empresas y las importaciones. A lo largo de 2008, este auge aparente tiende a debilitarse. A partir de octubre de 2008 la economía entra en fase de recesión, según se desprende de la evolución del Índice Mensual de Actividad Económica que elabora el Banco Central de Costa Rica.13

En su conjunto, un cuarto de siglo de aplicación de políticas de inspiración ideológica neoliberal, han dado como resultado una economía costarricense que, en mucho mayor grado, está abierta e inserta en los grandes flujos planetarios de capitales y comercio, por lo tanto, articulada en un nivel mucho más alto a los procesos característicos de la globalización. A su vez, esto se visibiliza al interior de la economía costarricense en una transformación notable del perfil de su estructura productiva, como así mismo de la estructura de propiedad. La actividad agropecuaria perdió claramente la centralidad que tenía en otras épocas. El mercado interno y el centroamericano han cedido mucho de su peso relativo, a favor del mercado estadounidense, chino y europeo. La industria ligera heredada del período de industrialización sustitutiva ha devenido secundaria ante el emplazamiento de corporaciones transnacionales de servicios y de alta tecnología, las cuales gozan del cobijo de las condiciones de privilegio que ofrece el régimen de zona franca. El turismo es, cada vez más, una actividad dominada por cadenas hoteleras transnacionales y su crecimiento –que ha devenido verdadera hipertrofia- ha impactado severamente sobre los equilibrios sociales y ambientales, en especial en las zonas costeras. En general, además, el capital nacional cede posiciones, en todos los sectores dinámicos de la economía, al capital extranjero, en particular el de naturaleza transnacional. Tal cosa ya se manifiesta incluso en la actividad financiera-bancaria.

En correspondencia con estas transformaciones económicas, se observa que la sociedad costarricense se ha vuelto más desigual en sus perfiles distributivos de la riqueza y el ingreso. Las formas de convivencia social tienden, cada vez más, a privilegiar criterios fuertemente competitivos. Se percibe una poderosa influencia cultural extranjera, en particular la proveniente de la cultura masiva y estandarizada característica de la globalización neoliberal. Ello se refleja en los estilos de vida y de consumo. Esto último, combinado con la creciente desigualdad distributiva, ha venido profundizando las distancias entre los distintos grupos de la sociedad y deteriorando, en consecuencia, los lazos de solidaridad que, en el pasado, favorecían visiones ideológicas en mayor grado proclives a la igualdad y la justicia social.

En el plano regional, las asimetrías tienden a profundizarse. Las provincias costeras del Pacífico han sido escenario, como se indica más arriba, de un desarrollo hotelero que resulta ambientalmente desastroso y socialmente excluyente. Resultan muy paradójicos los contrastes entre los emporios hoteleros o los condominios de lujo y los pueblecitos empobrecidos. En el Caribe, el monocultivo –piña o banano- sigue predominando, con elevados costos ambientales y sociales. Sin embargo, en el área central del país –donde se emplaza la mayor parte del desarrollo industrial y de servicios- también se registran severos desbalances que se visibilizan en la existencia de zonas de espectacular desarrollo urbanístico (Escazú el caso más claro) no muy lejos de barriadas miserables en irrefrenable proceso de deterioro.

Al mismo tiempo, la sociedad costarricense ha devenido más heterogénea y compleja y ello ha traído consigo procesos que, en diversos sentidos, podrían considerarse socialmente enriquecedores. Progresivamente se han visibilizado movimientos sociales de diversa naturaleza, en parte de raíz cultural e identitaria, pero que a menudo son también portadores de una agenda política progresista. Así, han ganado audiencia y significación los debates feministas y de género; los ambientalistas; los étnicos, tanto indigenistas como afrodescendientes. Los temas de la juventud, la cultura popular, el pacifismo y los derechos humanos se han vuelto mucho más relevantes. El tema de la diversidad sexual gradualmente sale del gueto al que había sido socialmente confinada, y aunque persisten fuertes resistencias y prejuicio es un asunto que, al menos, ha ganando visibilidad pública. El campesinado, fuertemente golpeado por las políticas neoliberales, sobrevive en una plétora de organizaciones que buscan vías de re-articulación y relanzamiento. De forma similar, el movimiento sindical se ha visto disminuido, en parte por sus propios errores, pero también por la fiera persecución de que ha sido víctima. Sin embargo, sobrevive y continúa siendo un actor social importante que, al igual que el movimiento campesino, anda en búsqueda de alternativas que lo revitalicen.

Se abren así retos de crucial significación para el futuro de la sociedad costarricense. Inevitablemente son retos que se articulan en redes complejas; nacen de lo local, se extienden regional y sectorialmente a nivel nacional y se prolongan en redes de alcance global. El país ha experimentado transformaciones profundas, lo mismo en el ámbito de lo económico que en lo social, político y cultural. Hay problemas complejos y realmente graves y un tejido rico y heterogéneo de movimientos sociales. Los posibles cursos de desarrollo futuro son seguramente diversos. En todos los casos, la ruta que se siga supondrá altos niveles de interacción con el mundo, si bien la forma de tales interacciones será de una calidad distinta en correspondencia con las características que a su vez asuma el desarrollo del país.


7. El programa de investigación propuesto: aspectos generales

Se propone un programa de investigación con proyección a mediano y largo plazo. Eventualmente se querría que madure hasta hacerse permanente o, por lo menos, que se prolongue por un período de varios años. Este programa estará orientado a profundizar –desde una perspectiva crítica y propositiva- en el estudio de los procesos de globalización. Pero se propone que la indagatoria se fundamente en una visión amplia y plural, que incorpore las problemáticas socio-políticas y culturales, además de las económicas y que se oriente, de forma privilegiada, hacia lo propositivo desde perspectivas alternativas y, por lo tanto, progresistas. Se pretende, pues, trabajar con base en enfoques críticos, que integren y sinteticen diversas perspectivas disciplinarias y que aprovechen los aportes brindados por visiones teóricas distintas, de base científica rigurosa. Se buscará adentrarse en el estudio y la discusión de problemas relativamente novedosos, generalmente ausentes –o escasamente abordados- en las discusiones e investigaciones que generalmente circulan como parte del main stream académico, mediático y político.

El programa comprende dos facetas o niveles, interrelacionados y complementarios.

- Primer nivel: Costa Rica. En este nivel, más localizado, se propone profundizar el estudio de las formas de inserción de la economía costarricense en ese proceso y, en particular, las formas de interrelación a que ello da lugar, así como las consecuencias y efectos que de ahí derivan, los cuales se visibilizan en procesos de cambio y reestructuración de la sociedad y economía costarricense, procesos de cambio socio-cultural y el rico entramado de respuestas que se gestan desde los sectores subalternos y los movimientos ciudadanos al interior de la sociedad costarricense. También se estudiarían las respuestas de política pública que frente a tales movimientos se ensayan en Costa Rica, así como las que potencialmente podrían aplicarse desde otros enfoques o perspectivas, distintas, en grado significativo, respecto de las que han sido dominantes, enfatizando, de modo particular, las respuestas gestadas desde la acción ciudadana autónoma. En general, debe entenderse que este nivel es susceptible de ser ampliado a escala centroamericana, a fin de incluir otros países del área, bien que se les considere de forma independiente o bien que se les incorpore como parte de estudios comparativos.

- Segundo nivel: lo global. En este nivel –más general y comprensivo- se propone un trabajo de indagación teórica, empírica e histórica que caracterice en profundidad, y desde una perspectiva crítica, algunas de las facetas más relevantes, pero usualmente menos estudiadas, de los procesos de globalización, entendidos estos no solo en su faceta económica, sino también en la sociológica, política y cultural. Sin embargo, se aspira a que el estudio de lo global se haga a través de los lentes de la historia y el pensamiento latinoamericano, es decir, como una aproximación crítica que se alimente no solo de las experiencias asociadas a las formas de inserción, históricamente desventajosas, de los países latinoamericanos en el sistema capitalista mundial, sino también que incorpore los nuevos desarrollos sociales que se vienen gestando en América Latina, particularmente en cuanto éstos se alimenten de la acción autónoma de organizaciones ciudadanas de diverso signo. Esto tiene una implicación importante: que dentro de ese nivel que aquí llamamos global, lo atinente a los procesos de cambio socio-cultural, político y económico en América Latina, constituiría un subnivel particular, que recibiría especial atención.

Siendo esos los niveles de análisis propuestos, se propone, además, que la propuesta presente y desarrolle algunas otras características distintivas que conviene precisar.

- Constituirá un espacio de convergencia plural que avance hacia procesos de síntesis disciplinaria. Esta propuesta está planteada no solo con arreglo a un interés científico específico, sino, además, pensada como un espacio de convergencia y de desarrollo de capacidades investigativas. De tal modo, se busca convocar e integrar un equipo multidisciplinario de investigadores e investigadoras, el cual intentaría abrir camino en un área de trabajo que ha sido muy escasamente abordada por las ciencias sociales en Costa Rica. Por ello se plantea una etapa inicial, en la cual se buscará consolidar el equipo, mediante el desarrollo lenguajes teóricos y epistemológicos compartidos y un núcleo común de intereses heurísticos. Pero, además, esta etapa inicial de trabajo buscaría consolidar destrezas investigativas y un ethos científico en el equipo, considerando que en varios de los casos quienes lo integran tienen relativamente poca experiencia en investigación.

- Avance progresivo en las destrezas investigativas del equipo. Siendo tales los fines o metas generales que se persiguen en la primera etapa del proyecto, por ello mismo se pretende que ésta se enfoque prioritariamente (pero no necesariamente de forma exclusiva) en el caso de Costa Rica, toda vez que ahí encontramos una realidad que nos resulta familiar y relativamente conocida. Ello facilitaría el esfuerzo de indagación científica y, con esto, el esfuerzo de consolidación del equipo. Se trataría, en todo caso, de estudiar las realidades de Costa Rica, en su dimensión nacional, sectorial, regional e incluso estrictamente local, pero vistas de forma que se inserten en los movimientos más amplios que tienen lugar más allá de las fronteras del país, e incluso a nivel mundial. Ello supone un esfuerzo de integración y síntesis donde las problemáticas en estudio –incluso en el caso que sean muy localizadas- no son vistas como realidades aisladas o autosuficientes, sino que son estudiadas en el entramado más complejo de sus interrelaciones a escala más amplia e, incluso, al nivel de lo global. Todo esto, además, guiado por un afán propositivo, es decir, de elaboración de propuestas, no solo de política pública, sino también de construcción ciudadana.

Desde esa base, se aspira, en la segunda etapa de trabajo, a dar un salto hacia problemas de alcance más general y comprensivo, que trascienden la realidad de Costa Rica. Se propone entonces, profundizar en el conocimiento y análisis crítico de algunas de las tendencias más destacadas de la evolución económica, socio-política y cultural a nivel mundial. Ello propone una meta ambiciosa que asimismo responde a un propósito general: el de la elaboración de conocimiento y pensamiento original sobre procesos que involucran y afectan la realidad de Costa Rica pero la trascienden y se proyectan a nivel mundial. Vale decir, no se propone simplemente estudiar lo que otra gente ha estudiado, sino hacerlo desde perspectivas que aporten elementos novedosos, de acuerdo al bagaje particular que ofrece las realidades de Costa Rica, Centroamérica y América Latina.

Planteado de esa forma, esa segunda etapa buscaría integrar lo específicamente nacional pero, más aún, lo específicamente latinoamericano, con lo global o planetario, en un esfuerzo de indagación teórica que, al igual que se planteaba en la fase inicial, ha de conducir a la elaboración de propuestas alternativas, las cuales han de integrar una doble faceta: la de las políticas públicas y la de la acción y construcción ciudadana.

- El enfoque epistemológico. Se asumirá un enfoque científico dialéctico y complejo que integre y sintetice variadas perspectivas disciplinarias, y que privilegie el desarrollo de aproximaciones críticas que tiendan a la formulación de propuestas alternativas, es decir, propuestas independientes y frecuentemente contrahegemónicas, peculiares respecto de aquellas que han sido globalmente dominantes. Con ello se persigue profundizar en las diversas facetas de cambio social, económico, político y cultural a que se da lugar, así como el tipo de respuestas que se generan desde los distintos sectores de la sociedad costarricense y en el ámbito mundial, con especial énfasis en la formulación de políticas públicas alternativas y el fortalecimiento de los movimientos ciudadanos.

De tal forma, la investigación asume un enfoque integrador en un doble sentido, tanto vertical como horizontal:

- horizontalmente, en sentido epistemológico, en cuanto propone un esfuerzo de convergencia y síntesis de distintas disciplinas de las ciencias sociales, el cual estará abierto a la colaboración e incorporación de investigadores o investigadoras del campo de las ciencias físicas y naturales, en la medida en que sus aportes puedan enriquecer el estudio y comprensión de los problemas objeto de nuestro interés investigativo.

- verticalmente, en cuanto al esfuerzo de integración analítica y síntesis crítica de los distintos niveles en que se despliega el problema de investigación propuesto: desde lo local al interior de la sociedad costarricense, avanzando hacia lo sectorial y regional, lo nacional y, finalmente, en sus proyecciones e interrelaciones con lo internacional y lo global.

8. Problema de investigación general a abordar desde el programa

A fin de mejor identificar el ámbito de trabajo en el cual se moverá el programa de investigación “Globalización, Cultura y Desarrollo”, se propone precisar conceptualmente el que constituiría el problema de investigación fundamental que, de forma general, sería abordado por este programa. Con ese fin se propone diferenciar cuatro ámbitos interrelacionados como elementos constitutivos del problema de investigación:

  1. bases fundamentales, formas y evoluciones que asume el proceso de globalización de la economía mundial como proceso de cambio y reestructuración del sistema capitalista mundial, visto desde una visión latinoamericanista, es decir, asentada en el pensamiento y la historia latinoamericana así como en el marco de los actuales procesos de cambio socio-político y cultural y los movimientos sociales en el continente;
  1. formas y mecanismos de inserción de la economía y sociedad de Costa Rica en ese proceso global;
  1. el entramado complejo de las interrelaciones a que ello da lugar, desde la dimensión de lo local, sectorial, regional y nacional en Costa Rica y respecto de las evoluciones más amplias a escala latinoamericana y mundial;
  1. Procesos de cambio socio-cultural, emergencia de nuevas identidades y de nuevos movimientos sociales en los marcos de las interrelaciones complejas entre la sociedad costarricense y la global.
  1. respuestas desde las políticas públicas y, en especial, desde los movimientos sociales críticos y alternativos, frente a las fuerzas y tendencias dominantes al nivel de la globalización, tanto en el ámbito nacional de Costa Rica, como latinoamericano y mundial.

9. Objetivos del programa

  1. Objetivo general

Generar un espacio de investigación científica desde el cual analizar rigurosamente y generar respuestas alternativas, tanto al nivel de las organizaciones ciudadanas como desde el ámbito de las políticas públicas, en relación con los procesos de globalización, las fuerzas fundamentales que diseñan y ponen en marcha ese proceso así como sus implicaciones, evoluciones y tendencias, para lo cual se asumirá una perspectiva crítica, pluralista y multidimensional, donde se consideren las facetas culturales, sociales, políticas y económicas y se integren analíticamente los niveles local, sectorial, regional y nacional con el nivel global.

  1. Objetivos específicos:

2.1. Investigar de forma sistemática y crítica los aspectos y características más relevantes y las tendencias y evoluciones más destacadas de los procesos de globalización de la economía mundial.

2.2. Investigar de forma sistemática y crítica los procesos de inserción de la sociedad y economía de Costa Rica y de otros países centroamericanos en tales procesos de globalización, así como el entramado complejo de interrelaciones a que ello da lugar.

2.3. Investigar de forma sistemática y crítica los procesos de cambio social, cultural y político al nivel de las sociedades de Costa Rica y Centroamérica, en los marcos más amplios de los procesos de cambio a nivel latinoamericano y mundial.

2.4. Integrar analíticamente, desde un enfoque complejo e integrador, los procesos de reestructuración económica y de cambio socio-cultural y político que tienen lugar a nivel local, sectorial, regional y nacional con los que se despliegan a escala planetaria.

2.5. Abrir espacios de debate pluralista y reflexión alrededor de estos asuntos, a fin de generar insumos que retroalimenten el trabajo de investigación en curso.

2.6. Abrir espacios de educación ciudadana que contribuyan a la educación del pueblo costarricense en relación con este tipo de problemas y que fomenten su espíritu crítico y propositivo y su creatividad e independencia de criterio frente a los problemas que plantean los procesos de inserción e interrelación de Costa Rica en la globalización.

2.7. Contribuir a la formulación de alternativas de política frente a la globalización inspiradas en una visión latinoamericanista asentada en valores de democracia, paz, justicia social e inclusión y alimentada por una sólida ética ambientalista.

2.8. Contribuir a realzar el papel de la UNED como institución de cultura superior, especialmente en su papel de gestación dinámica y democratización de nuevo conocimiento y formulación de propuestas de política, y mediante un esfuerzo que haga de la investigación un espacio académico que interactúe de forma dinámica con la docencia y la extensión y que propicie la interlocución respetuosa con las organizaciones de la ciudadanía.

2.9. Consolidar nuevos núcleos temáticos de trabajo desde los cuales gestar, en estrecha coordinación con las escuelas y la Dirección de Extensión, posibles nuevos programas que combinen y armonicen el trabajo de investigación, con el de docencia –especialmente a nivel de posgrado- y extensión.

9. Núcleos temáticos de investigación

En virtud de los alcances y características del programa propuesto, se identifican 27 núcleos temáticos de investigación, organizados, a su vez, en los dos distintos niveles de análisis que anteriormente fueron explicados.

Esta organización conceptual de la propuesta persigue, a su vez, dos finalidades:

  1. Primero, identificar campos temáticos de trabajo que, a su vez, identifican problemas más específicos que tienen en común su proyección global y el alto grado de articulación e interrelación que tienen entre sí. Ello define, simultáneamente, un campo general común donde confluye el interés del equipo de investigadoras e investigadores y, a su vez, espacios más delimitados hacia los cuales cada quien pueda orientar su propio interés investigativo.

  1. Segundo, generar, a partir de lo anterior, proyectos específicos, cronológicamente acotados y dotados de sus propios objetivos, propuesta metodológica, actividades y productos.

10. Primer nivel de la investigación: Costa Rica (y Centroamérica) de cara a la globalización

Núcleo temático 1: Identificar y analizar críticamente los mecanismos de vinculación e inserción de Costa Rica y Centroamérica en los procesos de globalización, tanto su faceta financiera y especulativa como la de transnacionalización de la producción.

Núcleo temático 2: Identificar y analizar críticamente los mecanismos de vinculación e inserción de Costa Rica y Centroamérica en los procesos de la globalización, las interrelaciones productivas, comerciales y financieras a que ello da lugar y sus principales manifestaciones y consecuencias en la estructura productiva de la economía costarricense.

Núcleo temático 3: Identificar y analizar críticamente la influencia ideológica-política que el proceso de inserción en la globalización acarrea sobre la acción y prioridades del Estado costarricense y los estados centroamericanos.

Núcleo temático 4: Caracterizar y analizar críticamente las redes y movimientos sociales y nuevas expresiones organizativas de la ciudadanía en Costa Rica y Centroamérica.

Núcleo temático 5: Caracterizar y analizar críticamente las cosmovisiones de distintos sectores de la juventud costarricense y centroamericana en relación con sus concepciones sobre la familia, el amor, el sexo, la diversidad sexual, las relaciones de pareja, la política, el poder, la educación, el arte, la población adulta, la población de tercera edad, las relaciones de Costa Rica con el mundo, la organización ciudadana.

Núcleo temático 6: Caracterizar y analizar críticamente las expresiones organizativas, sociales, políticas y culturales de los movimientos pacifistas y de derechos humanos en Costa Rica y Centroamérica.

Núcleo temático 7: Caracterizar y analizar críticamente las expresiones organizativas, sociales, políticas y culturales de los movimientos de género y feministas en Costa Rica y Centroamérica.

Núcleo temático 8: Caracterizar y analizar críticamente las expresiones organizativas, sociales, políticas y culturales de los movimientos ambientalistas en Costa Rica y Centroamérica.

Núcleo temático 9: Caracterizar y analizar críticamente las expresiones organizativas, sociales, políticas y culturales de los movimientos que reivindican la diversidad sexual en Costa Rica y Centroamérica.

Núcleo temático 10: Caracterizar y analizar críticamente las expresiones organizativas, sociales, políticas y culturales de los movimientos campesinos, sindicales, artesanales y de pequeños productores y empresarios en Costa Rica y Centroamérica.

Núcleo temático 11: Caracterizar y analizar críticamente las expresiones organizativas, sociales, políticas y culturales de los movimientos indigenistas y étnicos en Costa Rica y Centroamérica.

Núcleo temático 12: Caracterizar y analizar críticamente los movimientos migratorios recibidos por y generados desde la sociedad costarricense y otras sociedades centroamericanas en sus implicaciones sociológicas y culturales.


11. Segundo nivel de la investigación: la globalización y sus tendencias y problemas principales al nivel de la economía mundial: una visión desde América Latina

Núcleo temático 1: Abordar críticamente, con el fin de avanzar hacia una síntesis teórica, la discusión acerca de los problemas del capital ficticio y la economía de la especulación y la apuesta, en relación con el desarrollo de las tecnologías informacionales y su impacto en la organización productiva capitalistas, los mercados y el consumo.

Núcleo temático 2: Analizar críticamente la crisis sistémica del capitalismos así como los cursos posibles de reestructuración económica y cambio socio-político que esta entraña.

Núcleo temático 3: Analizar críticamente la deriva sistémica hacia la especulación financiera mediante el examen de los procesos históricos de reestructuración del capitalismo mundial y las fuerzas sociales subyacentes.

Núcleo temático 4: Caracterizar y analizar críticamente los hitos relevantes en el proceso de liberalización de los mercados financieros y de los flujos de capital a nivel mundial.

Núcleo temático 5: Caracterizar y analizar críticamente los hitos relevantes, de ruptura y continuidad, en el devenir histórico de la liberalización financiera global, incluyendo las fases de auge y crisis financiera.

Núcleo temático 6: Caracterizar y analizar críticamente los procesos de reestructuración de los estados nacionales –en especial los estados pequeños y subdesarrollados de América Central- resultantes de los procesos de transnacionalización de la producción, liberalización del comercio y los flujos de capital y la deriva sistémica de la especulación.

Núcleo temático 7: Caracterizar los hitos históricos más relevantes de la ofensiva anti-sindical en el mundo capitalista desarrollado: decenios de los ochentas y noventas del siglo XX.

Núcleo temático 8: Analizar críticamente las consecuencias en las relaciones de producción y la organización de la clase trabajadora derivadas del desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones y la robotización y los consecuentes procesos de reestructuración de la economía y las industrias, incluyendo la transnacionalización de la producción y la deslocalización de las inversiones..

Núcleo temático 9: Analizar críticamente las líneas generales más destacadas que caracterizan la evolución de los movimientos sindicales en América Latina y el mundo.

Núcleo temático 10: Profundizar la discusión teórica acerca de la naturaleza fundamental característica de los movimientos sociales crítico-alternativos y sus redes globales: ¿son de tipo cultural, identitario, económico, clasista o una mezcla de todo ello o de varias de estas características?

Núcleo temático 11: Dilucidar críticamente las orientaciones dominantes de estos movimientos sociales crítico-alternativos: ¿son movimientos de resistencia o de propuesta y construcción de alternativas?

Núcleo temático 12: Caracterizar teóricamente y sobre una base histórica la naturaleza de los movimientos sociales crítico-alternativos como movimientos red y la novedad socio-cultural y política que estos entrañan en el contexto de una sociedad dominada por las tecnologías de la información y las comunicaciones.

Núcleo temático 13: Profundizar la caracterización teórica, histórica y empírica de los movimientos pacifistas, de derechos humanos, género y de diversidad sexual en sus expresiones más destacadas a nivel mundial y en el contexto latinoamericano.

Núcleo temático 14: Analizar críticamente las redes de los movimientos sociales a nivel latinoamericano, caracterizando sus puntos de ruptura y continuidad con respecto a los movimientos globales y, en consecuencia, sus peculiaridades organizativas, discursivas y de propuesta.

Núcleo temático 15: Analizar críticamente los movimientos migratorios globales, con especial atención a las motivaciones económicas que los generan y el tipo de tensiones culturales y socio-políticas a que dan lugar.

12. Líneas de investigación

El conjunto de estos 27 núcleos (12 del primer nivel y 15 del segundo) pueden ser organizados en dos líneas de investigación, a saber:
    • Línea 1: Crisis de la modernidad capitalista: los nuevos actores y sus discursos y formas de praxis socio-cultural y política.
  • Línea 2: Fuerzas Dominantes y Tendencias de Desarrollo de la Globalización
  • Línea 3: Crisis Sistémica y Transformaciones del Capitalismo Mundial
  • Línea 4: Subdesarrollo y procesos de reestructuración económica en Costa Rica y Centroamérica
  • Línea 5: Procesos de Cambio Socio-Cultural y Político en Costa Rica y Centroamérica
  • Línea 6: Procesos Ciudadanos de Construcción de Alternativas en Costa Rica y Centroamérica
1 Por ejemplo, Sachs (2006) y Bhagwati (2005) ilustran posiciones conservadoras, orientadas principalmente a justificar los procesos de globalización tan cual estos se han venido desarrollando y cuya finalidad principal es aportar recomendaciones que mejoren algunos detalles que, a juicio de estos autores, requieren de cierto ajuste. En Stiglitz (2002) y Stiglitz y Charlton (2007) hay una propuesta de raíces neo-keynesianas, crítica pero no radical, que propone reformas de mayor alcance. Por su parte, Houtart (2001), Dierckxsens (1999) y Sevares (2005) formulan una crítica de izquierda que, de forma similar, propone transformaciones de mayor calado. Por su parte, Petras y Veltmeyer (2002) formulan una crítica radical.
2 En especial su célebre Teoría General, originalmente publicada en 1936. Hay edición en español: Keynes 1976.
3 En su célebre artículo de 1937 titulado “Mr Keynes and the Classics: A suggested simplification" y en su obra más importante: “Value and capital” (1939).
4 Acerca del pensamiento neoliberal, sus bases teóricas y su evolución histórica puede verse, además del ya citado Villarreal (1986), también Anderson (2001) y Petras (1997), en especial la primera parte. Con seguridad, uno de las obras fundantes del neoliberalismo es The road to serfdom de Friedrich A. Hayek (hay edición en español: Hayek 1986). En relación con las políticas de inspiración neoliberal impulsadas en América Latina a partir de la propuesta del Consenso de Washington, se encuentra una perspectiva sintética, formulada por el mismo autor que propuso ese concepto, en Williamson (2003). Cano (2001) ofrece una visión crítica y de conjunto, acerca de esas políticas en la América Latina de los ochentas y su continuación en los noventas del siglo XX.
5 Sampson (1984) ilustra este proceso en sus evoluciones a la altura del decenio de los setentas del siglo XX, como Block (1989) lo hace remontándose incluso a los años cincuenta. Sevares (2005) da seguimiento a las evoluciones de esta globalización financiera hasta inicios del siglo XXI.
6 Analizo estos procesos en mi trabajo Vargas Solís (2008). Castells (1998) estudia con amplitud –pero no siempre con agudeza crítica- las implicaciones económicas, políticas y culturales del desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones. Rifkin (2002) ofrece un análisis sumamente provocativo –aunque seguramente debatible- en relación con las consecuencias económicas, sociales y culturales asociadas a las nuevas tecnologías informacionales.
7 En un trabajo inédito (Vargas Solís 2008a) amplio esta crítica a Rifkin.
8 Sobre los nuevos movimientos sociales puede verse: Touraine 1997 y 1999; Melucci 1999. Starr (2005) ilustra acerca de la diversidad de componentes y reivindicaciones de los movimientos altermundistas, los cuales asumen posiciones críticas frente a la globalización en su versión dominante neoliberal. Véase también Gambina (2002) y Amín y Houtart (2003)
9 Desarrollo con amplitud el problema de las relaciones de poder en los marcos de la globalización en mis trabajos: Vargas Solís 2008 y 2008a.
10Sobre los procesos de cambio de la economía y sociedad costarricense en el período comprendido entre el decenio de los cuarenta y el de los setenta, véase, entre otros, Rovira 1982; Reuben Soto 1982; Carcanholo 1981; Sojo 1984; Alvarado et al 1981; Fallas 1982; Vargas Solís 2004.
11 Véase Vargas Solís 2007.
12 Véase Vargas Solís 2008b.
13 Entre octubre 2008 y marzo 2009 se acumulan seis meses consecutivos en que, sobre una base de comparación interanual, el índice acumula variaciones negativas, las cuales superan el -5% en cada uno de los tres primeros meses de 2009 (-5,1%, -5,8 y -6,2% en enero, febrero y marzo).

BIBLIOGRAFÍA CITADA

  1. Aglietta, Michel (1979). Regulación y crisis del capitalismo. La experiencia de los Estados Unidos. México: Siglo XXI Editores.
  1. Alvarado et al (1981). De los empresarios políticos a los políticos empresarios. Heredia (Costa Rica): UNA-UCID.
  1. Amín, Samir (1999). El capitalismo en la era de la globalización. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, S.A.
  1. Amín, Samir y Houtart Francois (2003). Mundialización de las resistencias. Bogotá: Ediciones desde Abajo.
  1. Anderson, Perry (2001), en: Houtart, Francois y Polet, Francois. El otro Davos: Globalización de resistencias y de luchas. Madrid: Editorial Popular, 2001.
  1. Beck, Ulrich (2000). Un nuevo mundo feliz. La precariedad del trabajo en la era de la globalización. Barcelona: Editorial Paidós Ibérica, S.A.
  1. Bhagwati, Jagdish (2005). En defensa de la globalización. Barcelona: Debate.
  1. Block, Fred L. (1989). Los orígenes del desorden económico internacional. La política monetaria internacional de los Estados Unidos, desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días. México: Fondo de Cultura Económica.
  1. Cano, Wilson (2001). Soberanía y política económica en América Latina. Cartago: Libro Universitario Regional.
  1. Carcanholo, Reinaldo (1981). Desarrollo del capitalismo en Costa Rica. San José: EDUCA.
  1. Castells, Manuel (1998). La era de la información. Economía, sociedad y cultura (tres tomos). Madrid: Alianza Editorial.
  1. Dierckxsens, Win (1999), “Hacia una nueva regulación económica mundial”, en: Hinkelammert, Franz (editor). El huracán de la globalización. San José: Editorial DEI.
  1. Drucker, Peter (1995). La sociedad poscapitalista. Bogotá: Grupo Editorial Norma S.A.
  1. Fallas, Helio (1982). Crisis económica en Costa Rica: una análisis económico de los últimos 20 años. San José: Editorial Nueva Década.
  1. Forrester, Viviane (2003). El horror económico. México: Fondo de Cultura Económica.
  1. Gambina, Julio (2002). “Resistencia internacional a la globalización neoliberal. Antiglobalización: resurge la lucha social”, en: Atilio Boron et al. Mundo global ¿Guerra global? Buenos Aires: Ediciones Continente.
  1. García Canclini (2001). La globalización imaginada. Buenos Aires: Editorial Paidós.
  1. Gauron, André y Billaudot, Bernard (1987). Crecimiento y crisis. Hacia un nuevo crecimiento. Madrid: Siglo XXI Editores.
  1. Hayek, Friedrich A. (1986). Camino de servidumbre. San José: Universidad Autónoma de Centroamérica.
  1. Huntington, Samuel P., Crozier, Michel y Watanuki, Jaji (1975). The Crisis of Democracy: Report on the Governability of Democracies to the Trilateral Commission, New York University Press, Nueva York.
  1. Houtart, Francois (2001). La tiranía del mercado y sus alternativas. Madrid: Editorial Popular, S.A.
  1. Keynes, John Maynard (1976). Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. México: Fondo de Cultura Económica.
  1. Lizano, Eduardo, “Política económica y desarrollo nacional”, en: Ronulfo Jiménez (editor). Los retos políticos de la reforma económica en Costa Rica. San José: Academia de Centroamérica, 2001, pp.179-220.
  1. López Villafañe, Víctor (1999). Asia en transición. Auge, crisis y desafíos. México: Siglo XXI Editores.
  1. Mandel, Ernest (1980). El capitalismo tardío. México: Ediciones Era.
  1. _____________ (1986). Las ondas largas del desarrollo capitalista. La interpretación marxista. Madrid: Siglo XXI Editores.
  1. Melucci, Alberto (1999). Challenging codes. Collective action in the information age. Cambridge University Press.
  1. Petras, James (1997). Neoliberalismo en América Latina. La izquierda devuelve el golpe. Rosario (Argentina): Homo Sapiens Ediciones.
  1. Petras, James y Veltmeyer, Henry (2002). El imperialismo en el siglo XXI. La globalización desenmascarada. Madrid. Editorial Popular.
  1. Plihon, Dominique (2003). El nuevo capitalismo. México: Siglo XXI Editores.
  1. Reuben Soto, Sergio (1982). Capitalismo y crisis económica en Costa Rica. Treinta años de desarrollo.
  1. ____________ (1988). Ajuste estructural en Costa Rica: estudio socio-económico de una década. San José: Editorial Porvenir.
  1. Rifkin, Jeremy (1996). El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva era. Barcelona: Editorial Paidós.
  1. ____________ (2002). La era del acceso. La revolución de la nueva economía. Barcelona: Editorial Paidós Ibérica, S.A.
  1. Rodríguez, Octavio (1984). La teoría del subdesarrollo de la CEPAL. México: Siglo XXI Editores.
  1. ________________ (2001).”Fundamentos del estructuralismo latinoamericano”. Comercio Exterior. Vol. 51, Nº 2. México: Banco de Comercio Exterior, febrero de 2001, pp. 100-112.
  1. Rovira, Jorge (1982). Estado y política económica en Costa Rica: 1948-1970. San José: Editorial Porvenir S.A.
  1. ___________ (1987). Costa Rica en los años ’80. San José: Editorial Porvenir.
  1. Sachs, Jeffrey (2006). El fin de la pobreza. Cómo conseguirlo en nuestro tiempo. Buenos Aires: Debate.
  1. Sampson, Anthony (1984). Los Bancos y la crisis mundial. Buenos Aires: Ediciones Grijalbo, S.A.
  1. Samuelson, Paul (1974), “Una breve revista de los desarrollos poskeynesianos [1963]”, en: Robert Lekachman (compilador). Teoría general de Keynes. Informes de tres décadas. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 341-356.
  1. Sevares, Julio (2005). El imperio de las finanzas sobre las economías, las empresas y los ciudadanos. Buenos Aires: Grupo Editorial Norma.
  1. Sojo, Ana (1984). Estado empresario y lucha política en Costa Rica. San José: EDUCA.
  1. Sojo, Carlos (1991). Utopía del estado mínimo. Influencia de AID en Costa Rica en los años ochenta. Managua: CRIES.
  1. __________ (1992). La mano visible del mercado. La asistencia de Estados Unidos al sector privado costarricense en la década de los ochenta. Managua: CRIES.
  1. Starr, Amory (2005). Global Revolt. Nueva York: Zed Books Ltd.
  1. Stiglitz, Joseph (2002). El malestar en la globalización. Buenos Aires: Taurus.
  1. Stiglitz, Joseph y Charlton, Andrew (2007). Comercio justo para todos. México: Santillana Ediciones Generales, S.A.
  1. Timossi, Gerardo (1989). Centroamérica, deuda externa y ajuste estructural. Las transformaciones económicas de la crisis. San José: Editorial DEI.
  1. Touraine, Alain (1997) ¿Podremos vivir juntos? El destino del hombre en la aldea global. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
  1. _____________ (1999) ¿Cómo salir del liberalismo? México: Editorial Paidós.
  1. Vargas Solís, Luis Paulino (2002). Costa Rica: 1985-1997. Liberalización y ajuste estructural o la autodestrucción del neoliberalismo. San José: EUNED.
  1. _____________ (2004). “La economía”, en: Eugenio Rodríguez Vega (editor). Costa Rica en el siglo XX. San José: EUNED, Tomo II, pp. 319-405.
  1. ______________________ (2007). Soñar con los pies en la tierra. San José: Fundación PROCAL.
  1. _____________________ (2008). El verdadero rostro de la globalización (dos tomos). San José: EUNED.
  1. ______________________ (2008a). La llave y el candado. Realidad e ideología de la propiedad intelectual. San José: UNED (inédito).
  1. ______________________ (2008b). “La economía costarricense en los inicios del siglo XXI”, en: Adalberto Santana (coordinador). Costa Rica en los inicios del siglo XXI. México: UNAM, Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe.
  1. Villarreal, René (1986). La contrarrevolución monetarista. Teoría, política económica e ideología del neoliberalismo. México: Fondo de Cultura Económica.
  1. Williamson, John (2003), “No hay consenso en el significado”, en: Finanzas y Desarrollo, volumen 40, número 3; Washington: Fondo Monetario Internacional, septiembre de 2003, pp. 10-13.

    Descargar aquí 

No hay comentarios:

Publicar un comentario